No todo lo natural es mejor, también con los cosméticos

No todo lo natural es más seguro. Lo hemos visto en numerosas ocasiones, con multitud de productos diferentes. Con el caso de los fármacos, por ejemplo, pueden ser incluso más peligrosos, ya que los remedios naturales suelen pasar menos controles. Además, a veces no tenemos tan en cuenta las interacciones que pueden tener con otros fármacos. Y estas también existen, por muy naturales que sean. Ahora bien, ¿qué pasa con los cosméticos?

Esta es una pregunta que se han hecho muchos científicos. En los últimos años, la composición “natural” de los cosméticos se ha convertido en todo un reclamo de marketing. Buena parte de los consumidores prefieren recurrir a productos naturales, en vez de a aquellos cuyos ingredientes se han obtenido sintéticamente en un laboratorio. Sin embargo, hay dos cosas que no tienen en cuenta.

Por un lado, que es posible que esos ingredientes sean exactamente los mismos, solo que en un caso se hayan extraído de una planta y en otro se hayan sintetizado. Y, por otro, que los ingredientes obtenidos naturalmente también pueden generar alergias. Esto es algo que a veces se tiene menos en cuenta, por lo que puede llegar a convertirse en un problema.

Alérgenos en cosméticos naturales

Según un estudio publicado este año en JAMA Dermatology por científicos de la Universidad de Stanford, casi el 90 % de los cosméticos naturales vendidos en los tres principales minoristas de Estados Unidos contienen al menos uno de los 100 ingredientes causantes de dermatitis por contacto. Es decir, incluyen alérgenos que pueden provocar irritaciones más o menos serias en la piel.

Estos deben estar incluidos en el etiquetado, tanto en Estados Unidos como en otros países. Sin embargo, el problema viene cuando, por ser naturales, ya no leemos nada más. Y es que esos alérgenos pueden ser algo tan simple como los perfumes. El de lavanda, por ejemplo. También otros extractos botánicos generan resultados similares. En total, en este estudio se encontraron 73 alérgenos diferentes, referidos hasta 7.487 veces en el etiquetado de 1.651 productos cosméticos.

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Cuando el marketing condena algunos ingredientes

Los autores de este estudio inciden en educar a los consumidores para que presten atención a los ingredientes, independientemente de su origen. Y es que señalan que el marketing que ensalza lo natural puede hacer que algunos alérgenos no se tengan en cuenta.

De hecho, según refieren en un artículo sobre el tema publicado en Science Alert, no sería la primera vez que el marketing demoniza los ingredientes equivocados. Pasó hace años, cuando se comenzó a hablar del posible papel de los parabenos como disruptores del sistema endocrino. Es decir, se suponía que podrían afectar a la secreción de diversas hormonas, causando desde infertilidad hasta cáncer. Y, por supuesto, también alergias.

Más tarde, se realizaron estudios en los que se demostraba que, independientemente de los estudios en cultivos de laboratorio y animales, en las dosis y condiciones reales en las que se utilizan en humanos, no parecen causar ningún daño. A pesar de todo, las palabras “sin parabenos” ya se habían convertido en todo un reclamo y este ingrediente, usado en los cosméticos como conservante, cayó en desgracia, abriendo la veda al uso de componentes como metilisotiazolinona. Sin embargo, este resultó ser un potente alérgeno, causante de multitud de casos de dermatitis por contacto. Por lo tanto, la publicidad surgida de la quimiofobia empujó el uso de un componente que, en realidad, resultó ser más peligroso.

No debemos dejar que ocurra lo mismo con todo lo “natural”. Los cosméticos con un 99% de ingredientes naturales también pueden incluir alérgenos en su fórmula. Y eso es algo a lo que debemos prestar atención. Porque, en realidad, la química está en todas partes, también en la naturaleza. De hecho, la naturaleza es química y los productos naturales no dejan de ser compuestos químicos. Es inútil aferrarse a unos intentando huir de los otros.

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