Ni “nervios” ni “estrés”, aprende a identificar los síntomas de la ansiedad

Según el V Estudio Salud y Vida 2022 de Aegon, 9 de cada 10 españoles encuestados afirman haber sufrido estrés, ansiedad o depresión este último año, y el 30,8% considera que su salud mental ha empeorado en los últimos 12 meses. Por eso, algunos profesionales de la salud mental empiezan a considerar la ansiedad como la gran epidemia del siglo XXI.

Sin embargo, a pesar de que este “monstruo silencioso” está entre nosotros, la mayoría desconocemos qué es, qué sintomatología presenta y cómo superarlo.

NovaMás entrevista a las psicólogas Sonia Rodríguez y Adelaida Navaridas para que aprendas a identificar las señales que te ayuden a detectar la ansiedad, pero recuerda que no hay que esperar a tocar fondo para pedir ayuda.

¿Qué es un trastorno de ansiedad generalizada?

A veces utilizamos la palabra ansiedad como sinónimo de estar un poco agobiados, nerviosos o sufrir estrés puntual, pero no es lo mismo.

“La ansiedad es un estado o una reacción emocional, cognitiva y corporal, que tiene como función protegernos de algo que percibimos como una amenaza”, describe la psicóloga y CEO de Heroicamente Psicología, Sonia Rodríguez.

Sentir un poco de ansiedad a veces es normal. El problema viene cuando no la sabemos gestionar. Cuando es muy intensa, frecuente y aparece de forma sostenida en el tiempo, de manera que interfiere en nuestro día a día y se convierte en un problema.

“Imaginemos nuestro sistema nervioso como un termostato. La ansiedad es una agitación intensa, una hiperactivación. Nuestro sistema intenta regularlo y calmarlo, pero como no puede, se bloquea y rompe el termostato”, ejemplifica la psicóloga sanitaria Adelaida Navarida, directora de Amare Psicología.

¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad?

Existen muchas manifestaciones, pero ambas profesionales coinciden en que los síntomas más frecuentes son: palpitaciones o taquicardias, dificultad para respirar, incapacidad para relajarse, molestias digestivas o abdominales, sensación de ahogo, calor o inestabilidad, presión en el pecho, nerviosismo o agitación y miedo a que suceda lo peor.

Y también:

  • A nivel cognitivo: pensamientos negativos e intrusivos, sensación de dar muchas vueltas a las cosas. Dificultad para concentrarse, olvidos y despistes.
  • A nivel emocional: la ansiedad está muy conectada con el miedo y relacionada con la tristeza, pérdidas, duelos y traumas.
  • A nivel conductual: incapacidad para llevar a cabo ciertas tareas y dificultad para tomar decisiones y desarrollarlas.

¿Cuáles son las causas de la ansiedad?

Las personas que sufrimos ansiedad sabemos que, a veces, no es fácil detectar el origen de lo que nos pasa porque suele responder a una multitud de causas.

La psicóloga Sonia Rodríguez las divide en emociones no expresadas o invalidación emocional, miedos heredados o aprendidos, déficit en el autocuidado o desatención a las propias necesidades, falta de límites, etcétera; causas cognitivas, es decir, un sistema de creencias disfuncional y limitante; y causas relacionales o experienciales, como los traumas no superados, heridas de apego, entre otras.

“Las causas pueden ser múltiples y en ocasiones difíciles de descubrir”, comenta la psicóloga Adelaida Navaridas. “Algunos factores se encuentran en nuestro desarrollo, relacionado con el apego en nuestros primeros años de vida. Vivencias traumáticas, pérdidas y duelos o también situaciones a las que nos hemos enfrentado, pero que han superado las capacidades de nuestro sistema para regularlas y sanarlas”, explica.


Ansiedad
Ansiedad | Pexels

¿Cómo actuar ante un ataque de pánico?

“Un ataque de pánico es un colapso total de nuestros recursos de regulación y una desconexión con el cuerpo y el presente, mientras nos invade una sensación intensa de miedo o terror”, continúa la psicóloga Navaridas. “Mi recomendación inicial siempre es buscar ayuda, si se puede, en el momento que está sucediendo. Y, en el corto plazo, empezar un tratamiento con un profesional de la psicología”, agrega.

¿Has sufrido un ataque de pánico alguna vez o tienes miedo de que te ocurra? Navaridas explica dos sencillas claves para autorregularse: conectar con la respiración y poner los cinco sentidos en el presente con paciencia y compasión.

“Trata de respirar lo más amplio y constante que puedas, alargando un poco más la exhalación. Con la mirada, busca chequear tu entorno, moviendo el cuello de un lado a otro. ¿Dónde estoy? ¿Qué hay a mi alrededor? Y notar tu cuerpo en ese lugar: los apoyos del suelo, de la silla o donde estés… ¿Qué sonidos escucho? Si estás en casa puedes oler algún perfume agradable. El olfato va directo a nuestro sistema emocional. Comer algún caramelo rico, beber agua…”, describe Navaridas.

La psicóloga también recomienda practicar el “auto-toque”, es decir, darse pequeños golpecitos suaves por todo el cuerpo o como si quisiéramos “amasarnos” los músculos.

Pero ¿y si el ataque de ansiedad lo está sufriendo otra persona? La psicóloga Sonia Rodríguez nos da los siguientes tips:

  • Lo más importante es que tú mantengas la calma.
  • Llévate a esa persona a un lugar tranquilo.
  • Pregunta si necesita algo (no lo supongas).
  • Dirígete a esa persona con frases simples.
  • Proporciónale su medicación para esta situación, si es que la toma.
  • Aplica técnicas de relajación si estás familiarizado con ellas, por ejemplo, hacer que respire lentamente y mantenga el aire durante unos segundos. Luego, repetir esto 10 veces.
  • Respeta el ritmo que la persona necesite (no la estreses más).

Dile que es normal sentir ansiedad y que no durará para siempre.

¿La ansiedad tiene cura?

Es una pregunta trampa. “La ansiedad tiene como base una emoción básica, el miedo. Por tanto, no podemos curar la ansiedad, porque no podemos curar una emoción básica y necesaria para nuestra supervivencia, quedaríamos desprotegidos”, revela Rodriguez.

“Sin embargo, sí podemos desarrollar recursos para que no interfiera en nuestra vida, manejando los síntomas y reaprendiendo una gestión emocional diferente a la que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida”, matiza.

Como decíamos al principio del artículo, un poco de ansiedad de vez en cuando es normal; pero cuando interfiere negativamente en nuestro día a día es importante pedir ayuda.

“Me gustaría destacar que el sufrimiento no se elige. Si estamos sintiendo ansiedad es porque algo en nuestro sistema nervioso, conectado al resto de sistemas, no está funcionando adecuadamente. No somos débiles o idiotas, no hay nada por lo que avergonzarse o sentirse culpable”, relata Navaridas.

“El tratamiento tiene que estar dirigido a intervenir sobre los niveles en los que se presentan síntomas, pero tratándolos de forma conectada y global. Y por eso es importante pedir ayuda, porque el bienestar emocional no se consigue solo a fuerza de voluntad”, concluye.

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