La cocina mexicana es una de las más populares del mundo y fue inscrita por la UNESCO en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Por eso, hace cinco años los chefs Fernando Carrasco y Julián Barros abrieron el primer restaurante Mawey Taco Bar –recientemente reformado– en el número 6 de la calle de Olid, próximo a la plaza de Olavide. Con la anexión de un local contiguo han ganado 30 metros cuadrados por lo que tienen capacidad para 55 comensales, que disfrutarán de la comida en un local con un interiorismo acorde a sus restaurantes más recientes con acabados en hierro, terracotas y forjados, además de murales pintados.
Tomaron como base los ingredientes, las recetas y los sabores más genuinos de México y los han fusionado con productos y elaboraciones de otras culturas gastronómicas, sobre todo la mediterránea.
Mawey huye de la formalidad y va más allá de una simple taquería con unas recetas originales y muy elaboradas. “Más que de autor, nos gusta decir que hacemos cocina elaborada sobre una tortilla de maíz”, afirman los chefs.
Y con una cerveza Pacífico en la mano, con mucho más sabor que la archibebida Coronita, probamos el rico guacamole casero con totopos (8,80€), con gran predominio del aguacate y sin muchas florituras.
La carta de esta taquería está protagonizada, como no podía ser de otra forma, por los tacos, pero también hay otros platos como quesadillas, de la que probamos una deliciosa quesadilla de rabo de toro guisado con tres chiles, queso Gamoneu y salsa tatemada de chiles güeros (10,90€). El toque de los chiles y la salsa combina de forma extraordinaria con el rabo de toro aportándole un toque fresco a un relleno que, en principio, podría parecer más pesado.
Los chefs ideólogos de esta divertida propuesta gastronómica han tenido una más que notable formación, lo que se ve reflejado en su cocina. Julián Barros estudió cocina en Le Cordon Bleu y ha trabajado, entre otros, en los dos estrellas Michelin El Poblet, de Quique Dacosta, y Zaranda, de Fernando Pérez Arellano, así como en los parisinos Apicius y Le Grande Cascade, ambos con una estrella Michelin.
Por su parte, Fernando Carrasco se formó en la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid, dio sus primeros pasos profesionales como jefe de partida en Piñera y Loft 39, estuvo al frente de las cocinas de Vintage y El Escenario de Teatriz y durante meses fue mano derecha de Roberto Ruiz en Punto MX, el que fuera el primer restaurante mexicano de Europa en obtener una estrella Michelin y que ahora se ha transformado en Barracuda MX y Mantarraya MX, de las que ya hablamos en Libertad Digital. Después de esta etapa, entró a formar parte de una consultoría hostelera donde conoció a Julián.
Tras trabajar juntos en la creación de numerosos conceptos de éxito, decidieron independizarse y volcarse en su verdadera pasión: la comida mexicana y, concretamente, los tacos. Y de ahí nació a finales de 2017 Mawey Taco Bar.
Y si estamos hablando de una de las mejores taquerías de Madrid, hay que probar los tacos. Los clásicos y maravillosos tacos del gobernador con queso oaxaca y polvo de kikos (9,60€), los top ventas tacos de brisquet de wagyu con crema de elote y tajín de dos chiles (12,20€), para mí se quedan algo cortos de sabor cuando después pruebas unos fuera de carta y que confiemos en que pronto estén en el menú: los espectaculares tacos de secreto ibérico, con un sabor increíble.
La carta líquida tampoco desmerece y para celebrar el quinto aniversario del local de Olid viene con sorpresa, ya que van a regalar 500 margaritas para su próxima visita a los primeros clientes que se acerquen. En nuestro caso disfrutamos de la comida con un par de mezcalitas (8,90€). De postre, una buena tarta de queso con panela y teja de almendra (6,50€).
Mawey Taco Bar es la taquería idónea para disfrutar de la gastronomía mexicana fusionada con deliciosas elaboraciones de la cocina mediterránea con amigos, familia, niños, pareja con una relación calidad-precio extraordinaria ya que su ticket medio no supera los 30€.
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