Llegada la hora de ser madres o padres, solemos, en algunos casos de los primerizos, buscar información por desconocimiento, ayuda o consejos en Internet. Al mismo tiempo, conectamos, por inercia y por empatía, con otras familias que han vivido el proceso similar.
Estos nichos se van creando por compartir esas eternas noches de desvelo, la marca de un pañal, la mejor medicina para el catarro del bebé o la mejor guardería del barrio. Sea cual sea el motivo, la llegada a estos grupos en redes sociales como WhatsApp o Facebook tiene un objetivo que va enfrascado en la utilidad.
Sin embargo, estos pueden ser un arma de doble filo ya que pueden convertirse en espacios “tóxicos” que, en el caso de las mujeres, pueden provocar estrés, según lo evidencia un estudio.
Interacciones negativas
Una reciente investigación realizada por la Universidad de Pepperdine a un grupo de madres, demuestra que cuanto más tiempo pasan las mujeres en estos grupos de redes sociales, más altos son sus niveles de cortisol o estrés.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores reclutaron a 125 madres primerizas; filtró a aquellas que informaron factores de estrés adicionales, como embarazo, problemas de salud mental y abuso de sustancias; y avanzó con 47 participantes que eran en su mayoría mujeres con educación universitaria, activas en las redes sociales y participantes de grupos de madres.
Más de la mitad de las participantes confesaron que pasaban, al menos, dos horas al día en las redes sociales y que el 46,8% usaba los grupos de madres al menos cuatro veces al día.
Las madres completaron un período de seguimiento de cuatro días, que incluyó cuestionarios diarios y muestras de saliva para analizar sus niveles de cortisol.
Posteriormente, los investigadores evidenciaron que los picos de cortisol probablemente se debieron a “interacciones negativas con otras mamás en los sitios de redes sociales y más tiempo dedicado a estas interacciones”, según las conclusiones del estudio.
Caso y experiencia en línea
En este contexto, Fortune visibilizó este escenario con el caso de una madre primeriza que participó en estos grupos de redes sociales con el fin de buscar consejos, ayuda o información. Si bien los encontró, también tuvo que enfrentarse a la “ansiedad” y “estrés” por el tipo de conversaciones que se generaban en estos grupos.
“Cuando planeábamos con mi pareja mudarnos de Ohio a Chicago a principios de este año, con nuestra hija de seis meses, algunas mamás amigas me sugirieron que me uniera a grupos locales de Facebook como parte de mi reconocimiento para determinar las mejores guarderías o los mejores médicos. Como alguien que a menudo investiga todos los resultados posibles antes de tomar una decisión, hice lo que me dijeron”, confiesa
Sin embargo, lo que pronto se dio cuenta es que estos grupos de mamás de Facebook a veces eran “útiles”, pero a menudo “tóxicos”, según cuenta en su experiencia.
“Lo que considero útil: conocer a una compañera madre que se había mudado recientemente a un edificio que estábamos considerando y podía compartir conocimientos de primera mano sobre el vecindario y la guardería cercana. Lo tóxico: discusiones acaloradas sobre si amamantar o alimentar con biberón; cuándo y cómo empezar a entrenar el sueño; para enviar a su hijo a una escuela Montessori o a una tradicional. Hay tantas opiniones y consejos contradictorios, sin mencionar el juicio durante días. Es suficiente para volver loca a una madre primeriza ansiosa y privada de sueño”, argumenta.