Probablemente todo el mundo alguna vez en su vida haya tenido problemas para quedarse dormido. Quizás una noche te ocurre, y no vuelve a suceder nunca más. Sin embargo, si este problema se da de forma constante y son muchas las noches que no logras conciliar el sueño, eso significa que padeces insomnio.
El insomnio es un trastorno frecuente del sueño en el que la persona tiene dificultades para conciliar el sueño, para mantenerse dormido o para lograr obtener un sueño de calidad.
Se trata un problema muy frecuente que aproximadamente entre un 10 y 15% de la población general experimenta, según un estudio publicado en la revista Anales del Sistema Sanitario de Navarra.
Si nos fijamos en el insomnio ocasional, la cifra de incidencia en la población se eleva hasta un 35%, por lo que es importante conocer este trastorno del sueño con el objetivo de determinar cuáles son los factores que pueden causarlo y hacerles frente.
El insomnio de corto tiempo puede ser causado por algunos factores como el estrés, pero, en cambio, el insomnio crónico, que ocurre 3 o más noches por semana, puede esconder incluso algún problema de salud.
Asimismo, sufrir insomnio puede repercutir directamente en la rutina diaria, pues puede hacer que las actividades del día a día se desarrollen con ciertos problemas y causar somnolencia durante el resto del día.
Desde Kneipp, empresa dedicada al cuidado corporal y el baño, aseguran que dormir lo suficiente es muy importante para nuestra salud.
En ese caso, recuerdan que diagnosticar el insomnio es altamente importante. Por ello, explican cinco razones que no nos permiten dormir bien para que, si realmente las estamos sufriendo, les pongamos solución y podamos mejorar la calidad de nuestro sueño.
Estrés y ansiedad
La etapa adulta hace que las personas sean más propensas a sufrir patologías como el estrés o la ansiedad, ya que las exigencias que impone la rutina diaria son riesgos que conllevan sufrir estos problemas.
Para combatir el estrés o la ansiedad, “es necesario establecer actividades relajantes durante el día y realizar ejercicio físico”, pero cuando las exigencias se vuelven excesivas, “es recomendable optar por complementos alimenticios con extractos naturales que nos aporten una ayuda extra”, explican los expertos.
Acostarse tarde y la luz azul
Acostarse tarde o despertarse tarde puede hacer que, a la noche siguiente, tengamos problemas para conciliar el sueño. En este caso, establecer una buena rutina con la que vayamos a dormir y nos despertemos a la misma hora nos ayudará a quedarnos dormidos por la noche.
Asimismo, utilizar los dispositivos móviles durante más horas al día y también antes de ir a la cama puede ser un gran factor de riesgo e incrementar los problemas de sueño. Desde Kneipp citan diversos estudios, que han concluido que “la luz azul suprime la liberación de melatonina, la hormona que le anuncia al cuerpo que es el instante de dormir”.
Algunas enfermedades y trastornos psicológicos
También hay diferentes enfermedades y trastornos psicológicos que pueden influir a la hora de quedarnos dormidos. Por ejemplo, las patologías relacionadas con el corazón, los pulmones, el sistema nervioso, así como la depresión, pueden afectar directamente a nuestro sueño.
En ese caso, lo mejor es acudir a un médico o un experto que identifique el origen del problema y pueda ayudarnos a tratarlo.
Abusar de cafeína, alcohol o tabaco
Abusar de sustancias como la cafeína, el alcohol o el tabaco pueden hacer que no logremos conciliar el sueño, así que moderarlas o evitarlas será lo mejor que podemos hacer.
Temperatura y luz adecuadas
La temperatura y la luminosidad de la habitación donde dormimos es esencial. En ese caso, “la ausencia de luz es un gran estímulo para dormir, por eso es muy importante erradicar cualquier punto de luz de la habitación”, explican los expertos.
Asimismo, el calor también nos impide dormir, por lo que debemos asegurarnos que nuestra habitación se encuentra “en una temperatura moderada y agradable, sin ser demasiado fría”, que suele ser entre los 19 y los 22 grados.
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