El mundo del deporte no tiene por qué ser ingrato, aunque no lo practiquemos a menudo. Lo que sí es cierto es que hacer ejercicio de manera regular nos beneficiará de forma física y mental, independientemente de nuestra edad. Esto no significa que a partir de los 50 años y sin haber hecho deporte nunca queramos hacer maratones, pero tampoco significa que nos apalanquemos en el sofá con el teléfono en la mano y el mando de la tele en la otra.
Lo que sí es cierto es que cada persona es un mundo y que hacer ejercicio, más allá de ciertas horas lógicas, puede sentar mejor a unos u otros deportistas en función del momento del día en que lo practique. ¿Hay una regla no escrita en la cual es mejor hacer deporte por la mañana que por la noche? ¿Es mejor el deporte nocturno aquel deporte diurno? ¿Está en el término medio la virtud y lo mejor es hacer ejercicio por la tarde?
Estos interrogantes, que se suelen abrir sobre todo a personas que no hacen ejercicio a menudo, tienen una solución bastante fácil: hacer ejercicio de forma continua y rutinaria. En ese caso, lo más indicado es simplemente mantener una constancia a la hora de practicar deporte, y no estar buscando perpetuamente la mejor hora. Por supuesto, se da por hecho que la clave está en aferrarnos a esa costumbre, no en buscar excusas para postergar el deseo de hacer deporte en función de frases tan vacías como «es que no es mi mejor hora».
También es evidente que hacer ejercicio topa con algo tan cruel como es la propia rutina. Tener que ir al trabajo, hacer la compra, llevar los niños al colegio, preparar la comida… Es cierto que hay decenas de actividades diarias que muchas veces se entrometen en nuestras ganas de hacer deporte, pero no se trata de echar la culpa ni balones fuera al resto de cosas que hacemos de manera habitual.
Hacer ejercicio: ¿hay una hora mágica?
Sentimos la decepción si buscáis una respuesta corta que os dijera: sí, la mejor hora del día para hacer deporte son las 8:15 de la mañana. Por desgracia, no es una fórmula matemática la que nos va a indicar cuál es la mejor hora para hacer ejercicio al día, pero aún así si podemos ver ciertas pautas que nos estimulen en determinado momento en mayor medida.
Piensa, aunque no hagas ejercicio nunca, en cómo te encuentras a primera hora de la mañana, a media tarde o a última hora de la noche. Bien, seguro que te has dado tú mismo la respuesta. A última hora del día lo único que te apetece es llegar a casa, ponerte el pijama, cenar y ver un rato una serie o estar con la familia.
Si ponemos el ejemplo en la media tarde, lo más posible es que también estemos liados con ciertos asuntos laborales. En el caso que no sean asuntos laborales los que nos impliquen, seguramente tendremos algún jardín familiar del campo del que ocuparnos. Ir a por los niños al colegio, llevarlos al clases extraescolares, hacer la compra, limpiar la casa… El carrusel de tareas que nos persigue desde que salimos del trabajo hasta que llegamos a casa también imposibilitan muchos casos tener un espacio para nosotros y poder hacer ejercicio.
En efecto, queridos lectores, aunque no haya realmente una hora en la que sea mejor realizar deporte, sí es cierto que hacer deporte a primera hora de la mañana o durante las mañanas va a ser el mejor momento del día. Las razones son muy evidentes: estamos más descansados, tenemos menos obligaciones y además nos permite afrontar el día de una manera más optimista porque la luz natural favorece la activación de los ritmos circadianos. Además, también es bastante posible que esos primeros rayos de sol de la mañana nos beneficien a la hora de hacer deporte al aire libre como la mejor hora.
¿Significa esto que solo podemos hacer deporte por la mañana? No, en absoluto y la clave siempre va a ser que mantengamos una rutina, independientemente de la hora del día que sea. Debemos buscar un deporte y una actividad que nos facilite la constancia en función de nuestro estilo de vida. Es decir, que tenga una adaptación progresiva y que no suponga trastocar ni nuestros horarios habituales ni tampoco arruinar nuestra forma física.
Hacer ejercicio y la noche
Pero… es que yo solo puedo hacer deporte por la noche. Estupendo, querido lector, si solo puedes hacer ejercicio por la noche y no hay más remedio, es bien recibido. Lo que sí debes tener claro es que el deporte de una forma u otra, activa ciertas secreciones hormonales que nos pueden motivar en exceso a última hora de la noche.
Por este motivo, también es obvio que no todos los deportes son igual de son igual de beneficiosos en función de la hora a la que los practiquemos. Hacer deporte a última hora del día, implica que no hagamos un deporte especialmente extenuante ni tampoco especialmente estimulante, porque lo único que conseguirá será que ,aunque nos vayamos a la casa a la cama cansados, vayamos con una situación y un subidón de endorfinas demasiado alto y que puede interferir en el sueño, por lo que no va a ser la mejor hora generalmente.
Esta es la razón por la que si hacemos deporte por la noche, debe ser un deporte de mantenimiento o resistencia más o menos moderado, nunca una actividad frenética. Además, lo más consecuente es que no practiquemos deporte antes de irnos a acostar: bastará con dar un margen de tres horas entre dejar el deporte e irnos a la cama.
¿Hacer ejercicio por la mañana significa deporte en ayunas?
Hemos hablado en varias ocasiones de lo que significa el deporte en ayunas y eso no implica que hacer ejercicio por la mañana sea hacer deporte con el estómago vacío. Tampoco significa que salgamos a hacer deporte con la tripa llena y esto suponga un perjuicio para nuestra salud. Volvemos a buscar el punto medio, donde estará el equilibrio.
Si has leído que la mejor opción para adelgazar es hacer deporte en ayunas, sentimos decepcionaros. La única forma real de perder peso en esta vida es que exista un déficit calórico entre lo que comes y lo que gastas. Si ese déficit calórico no se produce a lo largo del día, da igual el deporte y el momento en que lo hagas, vas a seguir acumulando calorías.
Puede ser perjudicial hacer ejercicio por la mañana mientras estamos en ayunas, ya que nuestro cuerpo está tirando de reservas de energía que acumuló durante el día anterior y durante la noche. Si a la mañana siguiente nos damos un tute importante físico, lo más posible es que nos lesionemos o que no tengamos suficientes recursos para afrontar ese deporte, independientemente de que sea la mejor hora. Pensemos en nuestro cuerpo como un motor de un coche, si no hay gasolina es imposible que se mueva con el consiguiente perjuicio de que pueda pasarle algo.
¿Quiere esto decir que me tengo que poner como el Tenazas para hacer deporte por la mañana? No, en absoluto. Volvemos al término medio de la virtud. Un desayuno habitual con unos pocos cereales (una tostada integral, por ejemplo), algo de fruta (medio plátano) y un lácteo (un yogur griego o un yogur desnatado) serán suficiente gasolina para ponernos en marcha a primera hora del día con una actividad moderada. Una vez que regresemos, ya podemos terminar el resto del desayuno y seguir con nuestra actividad cotidiana.