Los talones se desnudan en verano para que luzcan nuestros pies en la playa o piscina, momento en que pueden respirar por una vez en el año, pero también pueden verse dañados por la sequedad, el calor o el uso abusivo de sandalias o chancletas, que hacen que esta zona del cuerpo sea de las más vulnerables durante la época estival y que las grietas, la sequedad y las durezas sean habituales para muchos.
El regreso al trabajo y al calzado cerrado no ayuda en muchos casos, por lo que toca ponernos manos a la obra para que nuestros pies recuperen la hidratación y la suavidad perdidas en los últimos meses.
En primer lugar – y mucho más económico – con sencillos remedios caseros. Además de un clásico como la piedra pómez, que no puede faltar en ninguna ducha, existen muchos elementos y productos naturales para combatir los talones agrietados.
Por ejemplo, una mezcla de limón, agua de rosas, glicerina y bicarbonato de sodio que actúa como exfoliante, es perfecta, así como mascarillas de aceite de oliva virgen extra y/o aloe vera que deben permanecer un buen rato sobre nuestros pies – preferiblemente de noche – y bien cubiertos por una toalla o similar, única manera de que estos la absorban y la hidratación sea completa.
Además, debemos tener cuidado con el tipo de calzado, ya que la sequedad de los pies empeora cuando cambiamos el calzado de temporada con la llegada del otoño. No se aconseja que los pies estén apretados y cerrados durante mucho tiempo, pero tampoco al aire libre en exceso o caminando largas horas.
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En la medida de lo posible, no conviene abusar de las sandalias abiertas por la parte de atrás – es decir, destalonadas, muy de moda – ya que provocan el que aparezcan grietas. Una buena opción es también alternar diferentes tipos de zapatos y no abusar de ninguno en concreto.
La alimentación también es de vital importancia, ya que la elasticidad de la piel se obtiene en parte con una dieta completa en la que no deben faltar ácidos grasos como el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos, el aguacate, el salmón u otros pescados azules. También frutas y verduras por su aporte en vitaminas y minerales como el zinc, clave para la salud de nuestros pies, y sobre todo mucha agua.
Muchas personas recurren a las cremas – corporales e incluso faciales – para tratar la sequedad en los pies o bien las grietas en talones, pero tenemos que tener en cuenta que la piel no es igual en todas las zonas del cuerpo y los pies sufren numerosas fricciones en nuestro día a día que provocan asperezas o durezas con asiduidad, por lo que requieren de productos exclusivos para ellos, como los de la marca Orly, Bio Sculpture o California Mango.
Además, en muchos centros de uñas existen envolturas y pedicuras spa, otra excelente manera de estimular nuestros sentidos por medio del relax que nos producen sus ligeros y suaves masajes. Si además son orgánicas, sus propiedades se potencian y las disfrutamos más, ya sean con chocolate, algas, vino, fango o cítricos, por citar algunas. Muchas de estas envolturas tienen una potente acción curativa, calmando dolores, eliminando toxinas o favoreciendo la circulación.