El momento de irse a la cama puede convertirse en todo un calvario, sobre todo si eres de los que padecen insomnio o les cuesta conciliar el sueño. Además de otros muchos hábitos saludables para dormir y descansar, la decoración de tu habitación juega un papel fundamental. Porque mejorar la calidad de tus horas de sueño también pasa por conseguir crear la mejor atmósfera posible.
[Cómo dormir bien y conciliar el sueño]
Según Arianna Huffington, gurú norteamericana en esto de dormir, “el problema está en que las personas vemos el momento de irnos a la cama como un enemigo, en vez de conseguir hacer de ello el mejor romance de cada día”. Y los romances siempre deben ser bonitos. El color, el aroma y los materiales con los que vestimos nuestra habitación son los tres elementos a tener en cuenta. A pocos días de la entrada de la primavera, tu cama también merece un cambio de armario.
El azul, el color más relajante
Aunque la fiebre por el greenery como tendencia decorativa ha sobrepasado hasta las expectativas del propio Instituto Pantone, el azul es el mejor aliado para tu habitación. Expresa calma, tranquilidad y reposo. El ojo humano es mucho más sensible a este color y, cuando le envía información al cerebro, le dice que el azul es el más relajante. Además, absorbe bien la luz y resta luminosidad al ambiente, algo esencial a la hora de meterse en la cama. Aunque no lo creamos, cuanto más a oscuras estamos, más profundo será nuestro descanso.
Le siguen el amarillo y sí, el verde. En sus versiones más suaves y cálidas, mejoran el humor e invitan al positivismo. Como cuarta opción se sitúa el color plata que, aunque no se debe abusar mucho de él, imita el reflejo de la luna y nuestro cerebro lo asocia inmediatamente a la noche, segregando melatonina, la hormona que incita al sueño.
Sin embargo, no es tanto el color elegido como la forma de utilizarlos. Es muy importante no mezclar demasiados estampados, quedándose siempre en una base plana y lisa, con pequeños arreglos coloridos que puedan dar cierta vida a la estancia. Una buena opción es poner un cabecero tapizado que, además, absorberá los ruidos, facilitando el descanso.
A tu cama le gusta usar un buen perfume
Como tú, la cama es muy coqueta. Le gusta oler bien y, si son aromas que nos trasladen al campo, mucho mejor. Fragancias como la melisa, que mejora nuestro estado de ánimo, o la mejorana, que nos ayuda en caso de dolor de cabeza, son remedios naturales que, además de funcionar como un elemento decorativo más, crean la atmósfera perfecta para irse a la cama.
La lavanda es, quizás, la mejor opción para rociar sobre las sábanas. Calma los nervios y mejora la digestión, algo indispensable por las noches. El jazmín ayuda a la relajación y facilita la respiración. Otros como la manzanilla o la rosa son dulces y reducen la ansiedad; o el sándalo, que utilizado desde la antigüedad, calma los nervios.
Y vestirse en tonos neutros y lisos
Las sábanas y los textiles de tu cama son el último elemento a tener en cuenta. A ella le confías tu descanso. Las telas en colores neutros, como el beige o un gris muy sutil son perfectos e invitan a la intimidad y el descanso. Es mejor evitar los estampados florales o los diseños muy llamativos, como los dibujos Pop Art.
En cuanto a materiales, la mejor calidad (y también la más cara) siempre la da el algodón 100% egipcio, con fibras extra-largas que nos dan sábanas muy suntuosas y duraderas. El lino, por su parte, son más ligeras y dan menos calor, la mejor opción para el verano y la primavera. O la seda, suave y ligera, pero también más difícil de mantener intacta.