Primero Oaxaca, después Tabasco manifestó intención, y hasta la jefa de gobierno de CDMX, Claudia Sheinbaum, lo mencionó como posibilidad: ahora la prohibición para que menores compren comida chatarra, refrescos, y bebidas azucaradas podría convertirse en ley en todo México.
Se trata del legislador Salvador Jara de Morena, quien ahora hizo público que presentará una iniciativa para que solo mayores de edad puedan comprar los mencionados productos.
Presentaré una iniciativa para prohibir la venta de alimentos y bebidas de alto contenido calórico a personas menores de 18 años en todo el país, mediante una modificación a la Ley General de Salud y a la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.#ComidaChatarra
— Salomón Jara Cruz (@salomonj) August 8, 2020
No solamente prohibición, también más impuesto
Además de la prohibición a menores de edad, el senador propone incrementar el Impuesto Especial a la Producción y Servicios, IEPS, tanto a alimentos procesados como a bebidas azucaradas. La idea es que el IEPS sea equivalente a la mitad de su precio. Ese es un incremento sustancial respecto al actual impuesto a bebidas azucaradas que consiste en 1.26 pesos por litro. Jara subraya que propondrá más reformas para que el IEPS recaudado por bebidas azucaras y alimentos chatarra se destine específicamente a atender problemas relacionados con obesidad y enfermedades crónicas.
El debate que está por iniciar en el congreso no es uno nuevo: desde que se instauró el IEPS la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) ha sostenido que el impuesto tiene un mayor impacto en zonas rurales y familias de bajo poder adquisitivo y con precariedad en el acceso a servicios básicos. Además, han sostenido que las bebidas azucaradas tienen doble tributación, pues además del IEPS el consumidor final paga el IVA.
Pese a todo, el investigador del CIDE, Alfonso Miranda, asegura que el IEPS sí funciona para reducir el consumo de refrescos, y toma como base la reducción de entre el 6% y el 12% en el 2014. Lo que la ANPRAC ha refutado al respecto es que el impuesto si bien ha derivado en una reducción de consumo de refrescos, no lo ha hecho necesariamente en la ingesta calórica de los mexicanos.
‘La recaudación del IEPS provino en 62.1% de los hogares de ingresos bajos, de los cuales los hogares en situación de pobreza pagaron el 47.4%’
ANPRAC
Otras organizaciones como Alianza Salud argumentan que son precisamente los sectores más precarios los que se han beneficiado del impuesto a bebidas, considerando que en México los sectores más pobres están experimentando una alza en tasa de obesidad. ‘El consumo de bebidas se ha reducido más entre el sector tercil más pobre de la población mexicana después de la implementación del impuesto‘ dice la asociación civil.
Hasta la Organización Panamericana de la Salud tiene posicionamiento sobre el tema. En un reporte de más de 100 páginas ha recopilado argumentos y réplicas de ambos bandos para concluir que un impuesto es recomendado, pero con algunas condiciones, como que este sea calculado con base en los gramos o mililitros del producto (como se hace actualmente), y no sobre el precio del producto (como propone el senador Jara).
Además, un impuesto es útil cuando hay ‘aceptación por parte de la población‘. Es decir, que el usuario entienda que el impuesto es un medio para procurar su salud. De cualquier forma, el informe hecho en 2015 establece que se necesita más tiempo para conocer todos los alcances e impactos que tiene el IEPS a comida chatarra en México.
El debate en el congreso está a punto de iniciar (de nuevo).