El dolor de rodilla es un problema muy común que afecta tanto a adultos como a jóvenes que sufrieron alguna lesion. Las molestias en esta parte del cuerpo suelen aparecer con la edad o en personas que practican mucho deporte o ejercicios de alta intensidad ya que son puntualmente las rodillas las que más golpes de impacto reciben.
Por otro lado, también es sabido que a medida que pasan los años, los cartílagos y las articulaciones pierden su fuerza y en el caso de los adultos mayores, empiezan a padecer rigidez corporal y dolor crónico.
En la actualidad el 40% de la población mundial mayor de 70 años sufre de osteoartritis de rodilla. Casi el 80% de quienes la padecen tiene algún grado de limitación de movimiento y el 20% restante no puede realizar la mayoría de las actividades diarias que exigen demasiado movimiento físico, según un comunicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En cuánto al porqué de este malestar, Ramiro Heredia (M.N. 117882), médico especialista en clínica médica del Hospital de Clínicas José de San Martín, explica que hay distintos factores que influyen en la calidad de los huesos, músculos y articulaciones. Entre ellos están: la genética; el sexo ya que, se ha comprobado que los hombres tienen un mayor pico de masa ósea y muscular que las mujeres; el nivel de actividad física realizado durante la vida; y por último, una adecuada ingesta de calcio y de vitaminas.
“También se deben tener en cuenta los medicamentos que consumimos, como por ejemplo, los corticoides, y las distintas enfermedades crónicas, como la diabetes y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, ambas asociadas a una menor cantidad y calidad de hueso y de músculo”, detalla el Dr. Heredia.
En cuanto a cómo mejorar o tratar este malestar en las rodillas, Mercedes Iannino (M.N. 136789), médica especialista en Ortopedia y Traumatología, añade que la alimentación es un elemento esencial para evitar esta afección o tratarla una vez detectada. “La alimentación alcalina, antiinflamatoria, antioxidante y con buena calidad de nutrientes, genera una mejor calidad del tejido conectivo, por lo tanto, hay mejores condiciones del aparato locomotor y menos lesiones (o una mejor recuperación)”, aclara.
Según la Dra. Iannino lo más importante a tener en cuenta es la variedad y calidad de los alimentos, así como también mantener una alimentación basada en plantas y con bajo consumo de ultraprocesados. “La gente tiene que saber que existen muchos alimentos que funcionan como antiinflamatorios naturales, pero para que funcionen tienen que consumirse en su dosis adecuada”, dice.
Cúrcuma
La cúrcuma es una de las especias más populares para tratar el dolor, especialmente el articular. Un estudio publicado en el Journal of Medicinal Food reveló que esta planta tiene efectos analgésicos y antiinflamatorios en el cuerpo humano ya que mejora los síntomas del dolor en las articulaciones “más que un remedio y puede ser comparable al efecto de un ibuprofeno”.
“Está comprobado que los curcuminoides en dosis adecuadas, generan mayor biodisponibilidad del colágeno a nivel articular, o sea que mejoran su llegada a todas las articulaciones. Si al consumirlo se le agrega pimienta negra, se genera un efecto más potente”, cuenta la Dra. Iannino.
Los especialistas de la Clínica de Cleveland en Estados Unidos indican que si bien los médicos suelen recomendar tomar 500 miligramos de cúrcuma dos veces al día con alimentos, la dosis adecuada para cada persona depende de su estado general de salud y debe ser indicada por un profesional.
Aceite de pescado
Esta sustancia que se obtiene a partir de los tejidos de algunas especies de peces contiene ácidos grasos esenciales como el omega-3, el ácido docosahexaenoico y el ácido eicosapentaenoico, que poseen efectos antiinflamatorios.
Una investigación titulada “La suplementación con aceite de pescado reduce el dolor específico de la osteoartritis en adultos mayores con sobrepeso/obesidad” observó de cerca a un grupo de personas de la tercera edad con sobrepeso que habían informado tener dolor crónico, específicamente de osteoartritis. Luego de 16 semanas de observación, los profesionales consultaron a los pacientes sobre su sintomatología y dolor y descubrieron que tras consumir aceite de pescado la mayoría de los participantes notificó una disminución del dolor provocado por la osteoartritis.
No obstante, los profesionales destacaron que “para evaluar los beneficios del aceite de pescado en pacientes diagnosticados con osteoartritis se necesitan aún más investigaciones”.
Sumado al hallazgo de los investigadores, los profesionales de Mayo Clinic destacan que a día de hoy varios estudios sugieren que los suplementos de aceite de pescado podrían ayudar a reducir el dolor, mejorar la rigidez matutina y aliviar la sensibilidad en las articulaciones en las personas con artritis reumatoidea. Y que además, si bien el alivio suele ser moderado, podría ser suficiente para reducir la necesidad de medicamentos antiinflamatorios.
Según la Autoridad Europea de Salud Alimentaria (EFSA) las cantidades de aceite de pescado a consumir diariamente son de 150mg/día para niños de 2 a 4 años, 200 mg/día para menores entre los 6 y los 18 años y 250 mg/día para los adultos.
Según la Fundación Internacional de Artritis, las mejores fuentes de aceite de pescado son los pescados grasos, como el salmón, el atún, las sardinas y la caballa. Asimismo, indican que respecto a su consumo, se recomienda una porción de 85 a 170 gramos hasta cuatro veces por semana.
Vitamina C
“Esta vitamina tiene un papel central para la producción y mantenimiento del colágeno de los tejidos. Incluso, la mayoría de los suplementos de colágeno, incluyen a la vitamina C en su fórmula”, sostiene la doctora.
Otro estudio que observó el efecto de los suplementos con vitamina C en pacientes comprobó que la misma tiene el potencial de: acelerar la curación ósea después de una fractura, aumentar la síntesis de colágeno tipo I y reducir los parámetros de estrés oxidativo. Además, durante el proceso de observación no se informaron efectos adversos con la suplementación con vitamina C tanto en animales como en participantes humanos.
Según Mayo Clinic, la cantidad diaria recomendada de vitamina C es de 75 miligramos (mg) al día para las mujeres y 90 miligramos para los hombres. Durante el embarazo,en cambio, se recomiendan 120 miligramos al día.